martes, 7 de febrero de 2012


Andrés Eloy Blanco


(1897 - 1955)
En la misma cuna de Sucre (Cumaná - Edo. Sucre), nace el poeta venezolano Andrés Eloy Blanco. Sus padres fueron el doctor Luis Felipe Blanco y la señora Dolores Meaño de Blanco. Cuando el bardo contaba apenas con ocho años de edad, su familia es confinada en Margarita (1905) por desavenencias con el gobierno de Cipriano Castro, hasta 1909, ya en el mandato de Juan Vicente Gómez (1909-1935).
Regresan a Cumaná y posteriormente se residencian en Caracas, ciudad donde Andrés Eloy cumple con su educación formal. Hacia 1913 se cuenta como uno de los integrantes del Círculo de Bellas Artes y en 1918 es galardonado con la "flor natural" en los juegos florales con "Canto a la Espiga y al Arado". También en este año publica "El huerto de la epopeya" (drama en verso) y es encarcelado en la Rotunda por participar en manifestaciones estudiantiles.
Estudia derecho en la Universidad Central de Venezuela y según algunas fuentes se gradúa en 1919, de acuerdo a otras, en 1920. Dentro de sus primeros clientes se encuentra doña Pancha Vásquez, quien dueña de un gran hato en el cajón del Arauca, y sirve de inspiración para la Doña Bárbara de Rómulo Gallegos.
 
Andres Eloy Blanco como un representante de las letras y las obras literarias en Venezuela.
 
 
                                Pintame angelitos negros.
 
¡Ah mundo! La Negra Juana,
¡la mano que le pasó!
Se le murió su negrito,
sí señor.
—Ay, compadrito del alma,
¡tan sano que estaba el negro!
Yo no le acataba el pliegue,
yo no le miraba el hueso;
como yo me enflaquecía,
lo medía con mi cuerpo,
se me iba poniendo flaco
como yo me iba poniendo.
Se me murió mi negrito;
Dios lo tendriá dispuesto;
ya lo tendrá colocao
como angelito del Cielo.
—Desengáñese, comadre,
que no hay angelitos negros.
Pintor de santos de alcoba,
pintor sin tierra en el pecho,
que cuando pintas tus santos
no te acuerdas de tu pueblo,
que cuando pintas tus Vírgenes
pintas angelitos bellos,
pero nunca te acordaste
de pintar un ángel negro.
Pintor nacido en mi tierra,
con el pincel extranjero,
pintor que sigues el rumbo
de tantos pintores viejos,
aunque la Virgen sea blanca,
píntame angelitos negros.
No hay pintor que pintara
angelitos de mi pueblo.
Yo quiero angelitos blancos
con angelitos morenos.
Ángel de buena familia
no basta para mi cielo.
Si queda un pintor de santos,
si queda un pintor de cielos,
que haga el cielo de mi tierra,
con los tonos de mi pueblo,
con su ángel de perla fina,
con su ángel de medio pelo,
con sus ángeles catires,
con sus ángeles morenos,
con sus angelitos blancos,
con sus angelitos indios,
con sus angelitos negros,
que vayan comiendo mango
por las barriadas del cielo.
Si al cielo voy algún día,
tengo que hallarte en el cielo,
angelitico del diablo,
serafín cucurusero.
Si sabes pintar tu tierra,
así has de pintar tu cielo,
con su sol que tuesta blancos,
con su sol que suda negros,
porque para eso lo tienes
calientito y de los buenos.
Aunque la Virgen sea blanca,
píntame angelitos negros.
No hay una iglesia de rumbo,
no hay una iglesia de pueblo,
donde hayan dejado entrar
al cuadro angelitos negros.
Y entonces, ¿adónde van,
angelitos de mi pueblo,
zamuritos de Guaribe,
torditos de Barlovento?
Pintor que pintas tu tierra,
si quieres pintar tu cielo,
cuando pintas angelitos
acuérdate de tu pueblo
y al lado del ángel rubio
y junto al ángel trigueño,
aunque la Virgen sea blanca,
píntame angelitos negros.

                                    Andrés Eloy Blanco

No hay comentarios:

Publicar un comentario